El título no es mío, lo tomé de una nota del New York Times sobre la Pandemia y la Medicina (Past Pandemics Remind Us Covid Will Be an Era, Not a Crisis That Fades) porque me parece que describe perfectamente en una oración lo que sucede hoy en los negocios y que a muchos les cuesta comprender.
La pandemia no vino a traer nada nuevo pero sí a acelerar exponencialmente procesos de cambios económicos y sociales que se venían gestando anteriormente y que tienen un impacto decisivo en la forma de vincularnos entre clientes y empresas.
Muchos piensan que esta alteración momentánea de la normalidad va a terminar y es sólo cuestión de esperar un tiempo que todo pase para volver a pensar soluciones como lo hacíamos antes. Pero no. Negarse a cambiar es la única forma de mantenerse de espaldas ante un mundo que se transformó para siempre. Ese antes que esperamos no va a volver y es necesario entenderlo de una vez por todas para tomar acción y repensar el escenario con nuevas herramientas. Es un cambio de era, no una crisis. O dicho de otra forma, es una crisis apalancada en un cambio de era, dónde la crisis es la consecuencia, no la causa.
Es útil mirar otras industrias para ver un adelanto del futuro y comprender cuán pasivos nos mantenemos mientras todo se reconfigura a nuestro alrededor. Por ejemplo miremos el negocio de la música, ya entendimos que tal como era originalmente murió, no porque no lo vieron venir, tomó casi una década de transformación donde prácticamente nadie hizo nada. Las razones son simples: los líderes de la industria de la música no tenían a los innovadores que necesitaban para guiarlos, nadie se levantó e hizo que sucedieran los cambios y además ellos se olvidaron de entender a las personas, a sus propios consumidores.
Mirar el negocio de la música es una educación muy útil para la industria de la moda que está frente a un cambio similar. El mejor momento para cambiar es cuando el modelo de negocio aun tiene impulso. Las industrias no mueren por sorpresa. No es que nosotros no sepamos qué va a pasar, no es que no sepamos a quién recurrir, lo que falta es liderazgo, una persona para describir el futuro, ordenar la acción y el pensamiento y crear colaboraciones necesarias para llegar hasta ahí.
Todo esto no es acerca de tener una buena idea (casi nunca es sobre esto). Las grandes ideas están por todos lados. Esto es acerca de tomar la iniciativa y hacer que las cosas pasen. Entiendo que es difícil creerlo pero las épocas anteriores no van a volver y los que no se adapten a este nuevo paradigma no van a ser bienvenidos en una industria (y en un mundo) que está cambiando no sólo de dirección sino de dimensión y lógica.
Mirá estas noticias elegidas al azar y pensá si comprendes el hilo que las une:
Si miraste todo esto y no podés entablar una lógica para explicarlas una encadenada a la otra quiere decir que estás parado en el paradigma anterior y que estás eligiendo las herramientas que no te sirven para resolver los problemas de la nueva era.
Esta negación, dando la espalda al nuevo mundo que avanza de manera inminente, podría ser una forma de ludismo moderno. El ludismo fue un movimiento encabezado por artesanos ingleses (luditas) que al aparecer las máquinas de hilar en la primera revolución industrial promovían el rechazo a la tecnología y lo que hacían era romperlas para impedir el avance de la automatización. Por supuesto no funcionó.
Lo que hoy sucede cuando damos la espalda al nuevo mundo es una especie ludismo pasivo. Negar algo no implica que no vaya a suceder y menos que no nos afecte.
Jean Paul Getty dijo: en tiempos de cambios rápidos la experiencia podría ser tu peor enemiga.
Daniela De Sousa Mendes