Hablar de la integración de AI con Photoshop es comenzar por el final. La historia de innovación de Adobe se inició hace 40 años, desde su fundación en 1982, cuando Charles Geschke y John Warnock, dos ex empleados de Xerox, crearon la compañía de software que se transformaría en referente de gráficos, tipografías e imágenes. Tal es así que, entendiendo la magnitud del negocio a futuro, Steve Jobs pidió comprar la compañía por cinco millones de dólares el mismo año de su fundación, pero Warnock y Geschke se negaron, aunque sí acordaron venderle acciones por un valor del 19% de la participación total, lo que logró rentabilizar la compañía en ese momento.
A mediados de la década de 1980, Adobe entró en el mercado del software con Illustrator, un programa de dibujo vectorial para Apple Macintosh. Y en 1989, lanzó lo que se convertiría en su producto estrella, un programa de edición de gráficos para Macintosh llamado Photoshop. De allí en más el programa se convirtió en un estándar mundial en retoque fotográfico. En 1991, Adobe lanza Premiere, en 1993 llega After Effects 1.0 (para la realización de efectos especiales de vídeo) y ese mismo año también presentó el PDF, un formato de documento portátil y su software Acrobat Reader, convirtiéndose con el paso de los años en el formato estándar para el almacenamiento y presentación de documentos digitales independiente de plataformas de software o hardware.
El talento de Geschke y Warnock no se limita a la creación de software, alcanza también su visión estratégica en los negocios. En 2011, cuando muchos no habían oído hablar siquiera de la nube, Adobe dio un giro completo a su modelo de negocio y, en un movimiento bastante audaz, reunió toda su oferta en lo que llamó Adobe Creative Cloud y cambió la forma de adquirir los programas a través de servicios de suscripción mensual por $49,99 (hasta ese entonces se compraba el paquete cada dos años por miles de dólares)
En ese momento, el negocio de la suscripción era algo que no estaba en el radar de muchas empresas. Geschke y Warnock comprendieron que sería uno de los más prósperos del futuro y el que inauguraría definitivamente un cambio fundamental de la nueva economía: pasar de vender productos a vender servicios. Esto provocó un terremoto en el mundo de la edición de imágenes y de los negocios, y así Adobe empezó a prepararse para un futuro que le permitió mantenerse vigente, generar más ganancias y poner freno a la piratería y las copias ilegales que tradicionalmente habían dañado sus ingresos.
Llegamos al presente y Adobe asciende un nivel más en su carrera hacia la innovación. Hace una semana, anunció en su blog que a partir de ahora FireFly, su sistema de inteligencia artificial, se una a Photoshop a través del comando “Relleno Generativo”. La herramienta funciona a través de ordenes dadas en lenguaje natural y así crea composiciones que nunca existieron con solo escribirlo a través de su prompt. Esto puede incluir cambiar el contexto radicalmente, completar las fotos hacia arriba y hacia abajo diseñando el espacio faltante y colocar elementos que nunca existieron en la escena.
¿Qué es lo importante de esto?
Las empresas que sobreviven en épocas de cambios constantes y acelerados son las que corren los límites innovando y poniendo en jaque sus creencias y formas de pensar. Adobe es una de las empresas más innovadoras del mundo y eso lo consiguió saliendo de su zona de confort en los momentos clave. De no ser así, su modelo de negocio podría haber quedado obsoleto en la década pasada u hoy con la aparición de Dall-e o cualquier otra herramienta de generación de imágenes a través de inteligencia artificial.
Acerca de la innovación Seth Godin dice:”La innovación es agallas más generosidad. Agallas, porque podría no funcionar. Y generosidad, porque las agallas sin buscar mejorar las cosas no son más que ajetreo. El innovador aparece con algo que sabe que podría no funcionar (haga una pausa por un segundo y compárelo con todos los demás, quienes han sido entrenados para presentarse con una respuesta comprobada y verificada que les otorgará un aprobado en el examen). Si el fracaso no es una opción, entonces, la mayoría de las veces, tampoco lo es el éxito. Es bastante común que alguien afirme que es innovador cuando en realidad es popular, rentable o exitoso. Nada de malo con eso. Pero no es innovador. Permita que la generosidad tome la iniciativa y probablemente descubrirá que es más fácil encontrar las agallas.”
Muchas veces se escucha “el éxito no se discute” ¿Cómo que no?¿Con qué más vas a discutir?. El arte de mantener el éxito está en permanecer abierto a la discusión. Las empresas fracasan precisamente porque se niegan a hacer esto.