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 Lo Analógico es el Antídoto

Vivimos tiempos fascinantes, pero también profundamente desafiantes para todo lo que nos hace humanos: la atención, el encuentro, la profundidad, la conexión con lo esencial. Nunca hubo tantas posibilidades, pero también nunca fue tan fácil perderse y desconectarse de uno mismo y de los demás.

En medio de esta tensión, vuelvo a pensar que el antídoto está en lo analógico, en prácticas que nos devuelvan el foco, el cuerpo y el sentido. Lo pienso en lo personal y también para las marcas. Lo tangible se vuelve diferencial cuando lo digital es ubicuo.

Este fragmento del libro Aunque por supuesto terminas siendo tú mismo: Un viaje por carretera con David Foster Wallace de David Lipsky (2010) lo expresa mejor que nadie:

David Foster Wallace: A medida que internet crece y nuestra capacidad de conexión aumenta —por ejemplo, tú y yo podríamos haber hecho esto por correo electrónico y nunca habría tenido que conocerte— eso habría sido más fácil para mí, ¿verdad?

Llegará un punto en el que necesitaremos desarrollar una maquinaria interna que nos permita lidiar con esto. Porque la tecnología va a seguir avanzando. Y cada vez será más fácil, más cómodo y más placentero estar solos frente a una pantalla, viendo imágenes creadas por personas que no nos quieren, pero sí quieren nuestro dinero. Lo cual está bien, en pequeñas dosis. Pero si eso se convierte en el alimento básico de tu dieta, vas a morir. Vas a morir de una manera contundente.

David Lipsky: ¿Pero desarrollaste alguna defensa?

David Foster Wallace: No. Lo interesante es que probablemente cada generación se ve obligada a madurar por cosas distintas.

Tal vez nuestros abuelos crecieron con la Segunda Guerra Mundial. En nuestro caso, va a llegar un momento en que vamos a tener que dejar atrás las cosas infantiles y disciplinarnos respecto a cuánto tiempo dedicamos a entretenernos pasivamente, y cuánto a hacer cosas que tal vez no son tan divertidas minuto a minuto, pero que ayudan a formarnos como adultos y como seres humanos.

Si no lo hacemos, entonces (a) como individuos, vamos a morir; y (b) como cultura, vamos a detenernos por completo.

Y para cerrar, una línea de Schopenhauer que parece escrita para este tiempo:

“Si un gran diamante se corta en pedazos, pierde inmediatamente su valor; si un ejército se dispersa, pierde su fuerza. Del mismo modo, un gran intelecto pierde todo su poder cuando se ve interrumpido, perturbado o distraído.”

Daniela De Sousa Mendes