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Los consumidores no te pertenecen

Las marcas funcionan no porque tengan logos, slogans, o gráficas espectaculares, tampoco porque publiquen muchas historias en instagram, sino porque algo sobre su historia y su promesa resuena con las creencias profundamente arraigadas de quienes la eligen.

Todos tenemos un discurso interno que mas o menos dice estas cosas: “La gente como nosotros hace cosas como esta / compra cosas como esta / piensa estas cosas” Cuando la marca deja de resonar en sus consumidores y comienza a chocar con la forma en que su audiencia piensa de sí misma, el consumidor se siente incómodo. Cuando la marca cruza la línea hacia un comportamiento que se considera vergonzoso o poco representativo se desvanece ante su publico. Quizás para siempre.

Las marcas deben hacer lo correcto porque eso es lo correcto. De no ser así, deberían hacer lo correcto porque sus consumidores no les pertenecen, son de sus consumidores y cuando no comprenden eso, su valor desaparece.

Hay una diferencia sustancial entre estas dos situaciones:
Usá esto porque estoy haciendo esto versus Estoy haciendo esto porque vas a disfrutar usándolo.

El primero está centrado en la empresa y explica que están promocionando algo que se hizo porque tienen que venderlo. Lo que hacen es fabricar cosas y venderlas “Necesitaba hacer algo para vender, esto es lo mejor que pude hacer”. El segundo está centrado en las personas. Comienza con las necesidades y deseos del consumidor e ignora todo lo demás. Dice: “Encontré algo para vos, acá está”.
La mayoría de las veces los productos de las marcas de moda se venden sobre la base de: “Sí, hay otras opciones, pero esta es la que hacemos nosotros”. No estoy tan convencida que esta sea una razón suficientemente buena para generar un movimiento significativo por el cual te elijan en un mercado saturado opciones prácticamente indistinguibles entre sí.

Daniela De Sousa Mendes