Resumen. Las distintas etapas de la historia de los negocios están signadas por elementos “escasos” alrededor de los cuales gira la forma de maximizar ganancias de las empresas. Para saber cuáles son los recursos escasos que hoy dan forma al zeitgeist actual es necesario entender cuáles fueron los que los precedieron y por qué quedaron obsoletos.
Los negocios están cambiando y esto no es una novedad, tampoco que todo lo que sucede está pasando más rápido que antes. En este punto quiero reflexionar acerca de la forma en que el mundo de los negocios está evolucionando, para esto es útil mirar y analizar desde el pasado esta transición. En primer lugar, podemos distinguir dos épocas en los negocios, la Era Industrial y la Era del Conocimiento.
La era industrial comenzó aproximadamente a finales del siglo XIX y continuó hasta la década de 1970. Luego de esto, comenzó el período en el que el conocimiento se aceleró. Peter Drucker, el famoso gurú de la gestión, fue la primera persona en acuñar el término “trabajador del conocimiento”. Drucker identificó esto como una tendencia en la década de 1970 y desde ese momento comenzó a crecer.
¿Cuál fue la era del conocimiento exactamente? Consistió en la época en la que, esencialmente, el conocimiento y la información fueron los recursos sobre los que se creaba la competitividad de las empresas. Cuando la era Industrial dio paso a la era del conocimiento hubo un de punto de inflexión entre los años 60 y 70. ¿Qué es lo que sucedió en ese período, en el que la era industrial, dio paso a la era del conocimiento? La teoría económica en ese momento estaba construida sobre la base que las empresas contrataban mano de obra y ponían capital y esto lo transformaban en productos que la gente quería comprar. Todo giraba alrededor del trabajo y el capital que en ese momento representaban los recursos escasos de la época. Y, fueron las empresas que actuaban de esa manera las que llegaron a ser realmente exitosas como, por ejemplo, las automotrices. Estas empresas fueron capaces de maximizar estos recursos de manera efectiva para crear productos que la gente quería comprar.
En la transición de la era industrial a la era del conocimiento, estos recursos se volvieron menos escasos. Entonces, ¿cuáles fueron los nuevos recursos escasos que se requerían para ser exitoso en ese mundo donde el trabajo y el capital eran menos importantes? (No quiero decir que la mano de obra y el capital dejaron de tener importancia, solo quiero decir que la ventaja competitiva para empresas ya no era atribuible a la gestión de esos elementos. Éstos se convirtieron en una condición necesaria en lugar de suficiente para el éxito).
Las empresas comenzaron a entender que la gente no era solo un par de manos, sino que en realidad eran un cuerpo y también un cerebro. Y se dieron cuenta que, si podían aprovechar las habilidades de la gente para pensar, realmente tendrían mucho más éxito que una empresa que solo “exprime” a sus empleados.En la transición a la era del conocimiento las empresas descubrieron que al aprovechar las habilidades intelectuales de las personas podrían hacer un trabajo mucho mejor que las empresas que continuaban tratando a la gente como si fueran sólo un recurso para ser explotado. Podríamos afirmar que la transición a la era del conocimiento, fue una transición por la cual invertir capital se volvió menos crítico. Por supuesto, el capital seguía siendo importante, pero menos determinante. Y la información se convirtió en el recurso escaso en el que las empresas con visión de futuro se apoyaron y tuvieron éxito.
Llegado este punto, podemos usar esta misma lógica para predecir cómo será el mundo de los negocios de acá al futuro. En el gráfico inicial muestro dos épocas, la era industrial y luego la era del conocimiento. Ahora pensemos un gráfico que tiene tres épocas, la era industrial, la era del conocimiento y la era del post-conocimiento, que es la actual (todavía no hay un acuerdo sobre el nombre concreto de esta era)¿Cómo es la transición de la era del conocimiento a la era del post-conocimiento? Estamos en un período en el que podemos decir que los retornos de la información y el conocimiento se estancaron. Tenemos que empezar a cuestionarnos entonces, cuál será la próxima fuente de ventaja competitiva.
Hay algunas preguntas necesarias para tratar de entender esta nueva transición:
-¿Cómo es un mundo con demasiada información?
-¿Cómo es un mundo donde la información se transformó en un commodity?
-¿Cómo es un mundo en el que el conocimiento en el que basamos nuestras decisiones, ya está maduro, mercantilizado y compartido de tal manera que ya no podemos sacar ventaja de él?
– ¿Cómo es realmente ese mundo?
Si logramos construir un punto de vista sobre esto podemos desarrollar una visión acertada sobre lo que vendrá en el futuro. En lo personal, pienso que un mundo donde la información ya no es escasa y es absolutamente accesible, el recurso escaso pasa a ser nuestra propia capacidad para entender, hacer foco y averiguar qué información necesitamos tener para realizar mejor nuestro trabajo.
En cualquier tipo de proceso para tomar una decisión, hay un período de recolección de datos y luego hay un período de interpretación de esos datos y de toma de decisiones. Si se vuelve muy fácil y casi automático recopilar datos, existe el riesgo que pasemos todo nuestro tiempo recopilando información y no haciendo nada con ella. Esta sensación de “parálisis por análisis” es una de las cosas que hoy nos sucede de manera repetitiva. Nos quedamos atrapados en ese loop porque siempre estamos tratando de recopilar más y más información. Entonces, en un mundo donde la información es abundante el recurso escaso es la atención humana. Nuestra capacidad para entender esa información y tomar decisiones sobre la base de esos datos se convierte en un factor decisivo frente a nuestros competidores.
Probablemente estemos en una era donde el conocimiento sea tan abundante y compartido entre todos que ya no sea la fuente de una ventaja competitiva. Además, el conocimiento tiene muchas variables, pero en los negocios hoy nos obsesionamos un poco más con lo que podríamos llamar “conocimiento formal o racional”. Este es el conocimiento que se basa en el tipo de datos cuantificables, y existe un riesgo real: si nos obsesionamos con ese tipo de conocimiento lo que hacemos es perdernos el lado emocional, que es una parte constitutiva de la toma de decisiones. En otras palabras, si solo nos focalizamos con lo que podríamos llamar pensamiento lateral izquierdo, nos perdemos el pensamiento de la parte derecha de nuestro cerebro.
Cualquier buena decisión que tome una empresa hoy requiere una combinación de conocimiento duro y científico, pero también requiere intuición e instinto, si nos centramos demasiado con el conocimiento científico, existe el riesgo que dejemos de lado nuestra capacidad de tomar decisiones inteligentes, porque realmente estamos descartando un lado importante del ser humano.
En mi opinión, el futuro requiere que las empresas también desarrollen su lado más soft e intuitivo, lo que se podría denominar convicción emocional para encontrar otras ventajas competitivas en cada industria. Un ejemplo de esto es la compra temprana de empresas tecnológicas. Cuando Mark Zuckerberg pagó $19 mil millones de dólares por la compra de WhatsApp, en ese momento era una incógnita que no sabíamos realmente como iba a funcionar. Hoy la historia mostró que fue una adquisición muy inteligente, pero recordemos que fue una decisión basada en parte en la intuición. Zuckerberg actuó increíblemente rápido en la decisión, todo el proceso tardó menos de tres meses de principio a fin y se basó en una profunda convicción emocional. Ninguna cantidad de planillas de excel o análisis podrían haberle permitido llegar a la cifra de $19 mil millones. Lo hizo sobre la base de lo que creía y lo que veía. Esta misma lógica se puede trasladar para analizar la reciente compra de Twitter por Elon Musk.
Estos son solamente un par de ejemplos en la aplicación de esta forma diferente de pensar las decisiones empresariales hoy. Cuando hablo de convicción emocional no me refiero a una simple intuición, sino a una intuición más refinada, ya que está sustentada en interrelacionar datos (sociales, culturales, tecnológicos y de tendencias) contando con un previo conocimiento sistémico que permita cruzar diversas variables de distintos órdenes y así poder prever más cercanamente la complejidad del zeitgeist de la época.
No trato de decir que el conocimiento de la información no es importante ni tampoco que el trabajo y el capital carezcan de valor. Pero lo que se puede ver en estas tres olas es el desplazamiento progresivo de las fuentes de valor, brindándonos un punto de vista sobre la evolución del mundo de los negocios en el futuro.
Cuando el mundo de los negocios cambia nos resulta estresante, costoso, nos insume tiempo y muchas veces nos genera rechazo, pero a la vez tenemos que ser conscientes que no tiene sentido perder tiempo trabajando para preservar un modelo de negocio que se apaga. Las personas y las empresas que pasan al próximo nivel son las que detectan oportunidades en lo que viene, a diferencia de aquellos que lo denostan, lo minimizan o lo ignoran.
Además de la era del post conocimiento estamos en la era de la frustración y el cambio. Creo que lo mejor de esto es que casi todos podemos elegir en cuál de estas dos alternativas queremos pasar nuestro tiempo. Existen discusiones interminables cuando llegan nuevas olas de cambios. El desafío está en tener claro que debemos tomar partido y hacerlo sobre los efectos, no sobre el miedo al cambio que esto implica.
Daniela De Sousa Mendes