La mayoría de las empresas de moda & beauty malgastan mucho dinero en marketing y publicidad y al ver los informes con los resultados se preguntan qué es lo que salió mal, o peor aún, si su producto es realmente tan bueno como ellos creen. Es muy frecuente este razonamiento ante la falta de ventas en ambos sectores.
Pero, ¿Y si el problema no fuese el producto? ¿Y si el problema fuese CÓMO HABLAMOS DEL PRODUCTO? De hecho, las cosas lindas no venden (un lindo vestido, una linda página web) Las palabras venden, y si no nos ocupamos de haber clarificado nuestro mensaje correctamente, los clientes no nos escucharán.
Si le pagamos un montón de dinero a una agencia de diseño para armar la comunicación sin haber primero aclarado puertas adentro la estrategia de nuestro mensaje es como estar hablando con un megáfono con una tapa puesta, nadie nos va a entender por mas que repitamos muchas veces lo que decimos; porque el cerebro humano sea de la región del mundo que sea, le atrae la claridad y la confusión le produce rechazo. De hecho, unas de las funciones mas primitivas del cerebro es simplificar para ahorrar energía, y no va a gastar esa preciada energía en decodificar tu mensaje.
Entonces no se trata de una carrera por poner un producto en el mercado, es una carrera también por comunicar por qué nuestros clientes necesitan tener ese producto en sus vidas. Incluso si tenemos el mejor producto del mercado, perderemos el partido frente a otro de menor calidad si su oferta se comunica de manera más clara que la nuestra. No siempre el que mejor producto es el que mejor comunica. Lo vemos hoy en marcas nuevas donde los creadores por su edad comprenden mejor el paradigma y la dinámica de los medios sociales y crean mucho más engagement con los clientes que una marca tradicional establecida desde hace décadas.
Hay un motivo por el que la mayoría de las acciones de marketing no funcionan: es un marketing muy complicado. El cerebro no sabe cómo procesar la información en la marea de estímulos diarios que recibe. Cuánto más sencilla y previsible sea la comunicación mas fácilmente el cerebro la procesa. En definitiva, se trata de trabajar profundamente el storytelling de la marca para conectar con las personas y sus emociones. ¿Cómo? A través de las historias. LAS HISTORIAS AYUDAN PORQUE UNA HISTORIA ES UN MECANISMO DE CREACIÓN DE SENTIDO. En esencia, las fórmulas basadas en el concepto de historia lo que hacen es ordenarlo todo de manera que el cerebro no tenga que esforzarse para comprender lo que está pasando.
En una película el público se desconectará sino logra entender rápidamente cuestiones básicas acerca de qué buscan sus protagonistas. En las marcas pasa lo mismo. Los clientes tienen preguntas que les queman por dentro y si no estamos respondiendo esas preguntas van a mirar para otro lado, hacia otra marca. Si no hemos identificado lo que quiere nuestro cliente, qué problema estamos ayudando a resolver y cómo será su vida cuando se decida a utilizar nuestro producto ya tenemos que pensar que estamos muy complicados para que nos vaya bien.
El secreto es contar una historia que valga la pena viralizar y que mejore las cosas. Una historia que sea sobre tu cliente, no sobre tu marca.
Daniela De Sousa Mendes