En varias notas anteriores hablé de la transformación del modelo de negocio que atraviesa hoy la industria de la moda a raíz de los cambios tecnológicos y sociales que están dando forma a esta nueva era. La complejidad es tan amplia que aparece un nuevo cambio, las empresas de moda incursionan directamente en la enseñanza dada la escasez de talento, no sólo por falta de personas con expertise en temas específicos sino, además, porque las prioridades y las exigencias de los empleados son otras.
En Francia, los conglomerados de los artículos de lujo están preocupados por la falta de aplicaciones para sus empleos. “Hay una escasez de talento en los campos del comercio minorista, la hostelería y los artículos de cuero”, dijo Chantal Gaemperle, directora de RRHH de LVMH.
Los trabajos en ventas y atención al público están lejos de ser las únicas áreas con escasez de candidatos. En septiembre de 2021, Chanel inauguró una nueva cátedra con el Institut Français de la Mode para promover trabajos técnicos en la moda. La Cátedra Chanel y le19M de Savoir-Faire tiene como objetivo fomentar la investigación y la excelencia docente sobre el oficio de la moda, haciendo más visibles los trabajos técnicos. “Debemos dar sentido a las técnicas para hacer que los estudiantes quieran entrar en estas carreras y valorarlas en su nivel adecuado de contribución” dice Bruno Pavlovsky, presidente de las actividades de moda de Chanel.
Además de esto, las marcas son cada vez más conscientes de la necesidad de retener a sus colaboradores. A pesar del atractivo del lujo, el cambio en el mercado está obligando a las empresas a encontrar nuevas formas de mantener comprometido a su personal. Por esto, es necesario que las empresas se expandan más allá de su core principal, y por ejemplo, propicien lugares de trabajo innovadores y creen entornos más ricos que permitan a los colaboradores aprender y desarrollar nuevas habilidades.
“Las personas que buscan trabajo hacen preguntas difíciles” informan algunos empleadores. Vashi Domínguez, fundador de la empresa de joyería Vashi, dice: “Hemos visto un movimiento general en el que todos los empleados quieren más de su lugar de trabajo y se cuestionan si los valores personales están realmente alineados con la empresa en la que están interesados”
Este problema es aún más grave a nivel de ejecutivos y directores. Burberry hace unos meses comunicó la salida de su director Marco Gobbetti para unirse a Salvatore Ferragamo, citando su decisión de “aprovechar otra oportunidad que le permitirá regresar a Italia y estar más cerca de su familia”. Las marcas podrían beneficiarse al considerar a sus empleados de una manera diferente, ofrecer más, especialmente a los jóvenes, los animaría a permanecer en la empresa, dice Pavlovsky. Es necesario comenzar a pensar en términos de tutorías, cursos de mejora de habilidades y cualquier tipo de oportunidades especiales para ayudar al progreso profesional que inspiren y ayuden a fomentar el talento y la retención.
La formación debe tener una perspectiva a más largo plazo, especialmente para quiénes trabajan en talleres y fábricas de lujo. El Institut des Métiers d’Excellence (IME) de LVMH está formando a 340 nuevos aprendices, en comparación con 150 en 2020. “LVMH tiene la intención de acompañar y apoyar a la generación más joven de una manera concreta para construir sus carreras. Más allá de las cifras de contratación, es fundamental que el Grupo se comprometa con la empleabilidad de los jóvenes mejorando la visibilidad y el conocimiento de nuestros oficios expertos” subrayan desde la compañía.
El buen desarrollo del talento puede ocurrir fuera del lugar de trabajo, dice Grace Nida, directora general de lujo global en Korn Ferry. “Algunas organizaciones pagan a sus ejecutivos para que trabajen en una startup durante tres a seis meses, y toman ese aprendizaje y lo devuelven a un nuevo rol corporativo”, explica Nida. La retención del personal gira en torno al desarrollo, el reconocimiento y la comunidad. “Entendimos desde el inicio de la pandemia que la moral del personal y el bienestar de los empleados iban a ser absolutamente críticos. Las marcas deben dejar de pensar en la necesidad de volver a la normalidad y hacer las cosas como antes. Tienen que escuchar estas tendencias. “Debe haber un cambio de pensamiento, un cambio genuino, no performativo. El éxito de un CEO o de una marca se basará en la capacidad de crear una cultura que refleje 18 meses de un cambio de pensamiento sostenido” dice Karen Harvey de Karen Harvey Company, consultora internacional con sede en New York y Londres.
¿Qué es lo importante de esto?
En primer lugar, que las empresas de moda estén participando desde el inicio de las carreras de las personas habla de una integración hacia atrás en su modelo de negocio muy importante. La iniciativa está motivada por la escasez de talento pero también por la diversificación de su modelo de negocio con vistas hacia el futuro. Las empresas de moda comienzan a entender, dado el impacto ambiental que tiene la industria, que es urgente desacoplar la rentabilidad de la producción de prendas y el modelo de la educación podría ser, junto con el alquiler, la segunda mano y la reparación, una nueva vía para obtener ganancias en el futuro pensando en ampliar su core business sin necesidad de fabricación.
En segundo lugar, esta integración hacia atrás de las empresas no hace más que evidenciar una tendencia en todas las industrias: los modelos de negocios de las empresas rentables tienen a las personas en el centro de su estrategia verdaderamente. Las personas no son sólo los clientes sino también los empleados; en realidad son todos los stakeholders.
Y por último, estas compañías tienen en común una historia y un patrimonio muchas veces centenarios, muy ligados al territorio donde se encuentran. Francia es conocida en el mundo entero por la excelencia de algunos de sus productos, siendo exponentes del denominado savoir-faire (saber hacer). Chanel y Louis Vuitton son referentes en su sector de actividad y proponen estas prestaciones de excelencia para contribuir a la promoción nacional e internacional de la marca “Made in France”, es decir, aumentar el valor de la marca país, que además, terminará redundando en un aumento del valor de los productos, un círculo perfecto para generar un win-win.
Como todo contexto complejo no puede mirarse desde una sola óptica para comprenderlo y abordarlo. Requiere liderazgo, información, visión y un trabajo multidisciplinario por parte de los líderes de las empresas para llevarlo adelante. No es un ejercicio de marketing, no es de afuera hacia adentro, es un cambio en la mentalidad y en los valores de la empresa tan profundo que luego impactará en la comunicación y en los desarrollos de negocios.
Daniela De Sousa Mendes